En nariz transmite una mezcla de sentimientos a fruta golosa, rodeada de los taninos propios de su estancia en barrica. En boca se nota su distinción sobre otros vinos rosados, es un vino serio, con cuerpo, lagrimeo constante, capaz de soportar platos potentes. Un fantástico postgusto final, una vez bebido permanece en la garganta esa vainilla fina marcada del roble americano.
Sin duda es un rosado especial, es un “tinto hecho rosado”.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.